Todos hemos llegado a ese punto de nuestra vida en
el que nos dimos cuenta de que no nos conocíamos a nosotros mismos en absoluto.
A muchas personas suele sorprenderles descubrir a una determinada edad, no
saber bien quiénes son. Por otra parte, cada vez hay más personas que se
cuestionan a diario sus reacciones, sus preferencias, sus errores, intentando
mejorar y evolucionar personal y espiritualmente, haciendo en cierto modo una
evaluación de sí mismos con el mero propósito de ser mejores personas.
Puede pasarnos que nos encontramos en un punto del
camino de nuestras vidas, en una crisis (puede ser en alguno de nuestros
cumpleaños, suele suceder muy frecuentemente en los cambios de década)
Es aquí donde nos comenzamos a cuestionar cosas que
hicimos o dejamos de hacer, muchas veces nos castigamos, nos deprimimos, nos
culpamos por tales o cuales motivos.
Sucede que, muchas veces tomamos decisiones
intuitiva o impulsivamente, y los resultados de las mismas nos llevan a
descubrirnos siendo de una manera que no queríamos ser, o tal vez, viendo que
no somos quienes pensábamos ser… Esto puede ser para bien o para mal.
En estos casos, la introspección, el hacer momentos de encuentro con nosotros mismos, de meditación, de silencio, se convierten en una gran herramienta de evolución personal y también espiritual.
Mediante este proceso, podremos encontrarnos con
recuerdos que liberen nuestro verdadero yo, y nos ayuden a realmente mejorar
internamente, ayudándonos a no volver a cometer esos mismos errores por los
cuales nos culpamos, una y otra vez.
Estos momentos, que no necesariamente deben ocupar
horas, sino que pueden ser, por ejemplo, unos veinte minutos diarios de
meditación, pueden convertirse en la mejor
manera de comenzar la mañana, una vez que la mente esté fresca y tranquila.
El tiempo que pasamos con
nosotros mismos, se convierte siempre en un tiempo de calidad y nos brinda un
hábito que seguramente nos ayudará a sanar interiormente y evolucionar
espiritualmente.
Estos momentos pueden ser cruciales para descubrir, por ejemplo, aquellos
pensamientos negativos que se convirtieron en prejuicios, o bien identificar
comportamientos correctos e incorrectos en nosotros mismos.
Reconocer y aceptar este
aprendizaje como parte nuestra, nos abre la puerta a la superación personal y
nos hacemos conscientes de los defectos y fortalezas de nuestro carácter, para
así poder evaluar que herramientas utilizaremos para mejorar y avanzar.
Si continuamos investigando
en nuestro banco de memoria, finalmente encontraremos las razones por las
cuales alimentamos aquellos comportamientos que hoy ya no nos hacen felices y
que están trabando nuestra evolución.
Reconoceremos tal vez allí que, en nuestra infancia, estuvimos expuestos a
pensamientos y hábitos de conducta que permanecieron con nosotros hasta la edad
adulta.
Durante esta época tan
especial que son los primeros años de nuestra vida, nos formamos opiniones y
prejuicios sobre ciertas cosas que nos acompañan hasta la edad adulta y
lamentablemente, muchas veces son difíciles de superar por nosotros mismos, por
lo cual, muchas veces se requiere mucho propósito y fuerza de voluntad, y
también estar muy afiatados en cuanto a nuestra percepción porque no siempre
nos damos cuenta de aquello que hemos adquirido a temprana edad o que viene con
nuestra impronta familiar. A veces se requiere ayuda profesional de un
terapeuta para poder superar esto o bien, si tenemos la suficiente cordura como
para decidir ayudarnos a nosotros mismos sin acudir a un tercero, tenemos la
posibilidad de agregar a nuestra rutina cotidiana de ejercicios, por ejemplo,
una de ejercitación interior, como sería la visualización creativa, algo que
nos ayudará muchísimo a erradicar hábitos negativos, pensamientos y actitudes
que nos impiden avanzar, y nos estancan
Si hemos adoptado el hábito de la introspección, meditación y encuentro con nuestro interior, comenzamos a identificar el punto de partida del desarrollo de nuestro comportamiento actual y nos damos cuenta de que todo aquello negativo que traíamos como hábitos o prejuicios desde nuestra infancia nos parecían tan naturales que los considerábamos comportamientos normales.
Descubrimos entonces que esto también afecta la
forma en que pensamos y el modo en que formamos opiniones. Incluso nos damos
cuenta de que nuestra personalidad se basa en lo ocurrido durante la infancia.
Generalmente, estamos muy influenciados por lo que vimos, oímos y sentimos
durante las etapas tempranas de nuestras vidas que persisten incluso hasta los
días en que somos adultos.
Es posible y esperable que
sucedan algunas cosas en el tránsito hacia la adultez que cambien estas
opiniones o prejuicios, pero las primeras impresiones iniciales a menudo se
conservan.
Sería de mucha utilidad que por ejemplo en las escuelas se enseñara una materia
que no solo ayude a relajar al alumnado, como sería la meditación, que ya ha
comenzado a implementarse en algunos lugares, sino que también se les hable
positivamente, se les enseñen algunos fundamentos básicos de la visualización
creativa.
Esta sería una nueva y buena influencia que
deberíamos agregar al proceso interminable de desarrollarnos a nosotros mismos
y evolucionar: el hábito de cambiar nuestros pensamientos negativos por
positivos (transmutarlos) y nuestras imágenes grabadas de negatividad,
enfermedades, tragedias, y todo aquello que en nuestras meditaciones e
introspecciones veamos que están muy arraigados en nuestro ser más profundo.
Como adultos, es posible que
ahora tengamos una opinión más fuerte y formada, que pueda anular las opiniones
iniciales formadas durante la infancia. Esto es porque todos tenemos fortalezas
internas que podemos saber encontrar entre aquellos recuerdos de la infancia y
que nos guiarán hacia un yo sano, que luego permitan cultivar relaciones
saludables con los demás.
Y aquí va algo contra tanto prejuicio que suele haber con respecto a técnicas
nuevas, o relativamente nuevas, dado que esta técnica es tan antigua como
nuestra civilización, solo que hasta hace muy poco tiempo no se hablaba
demasiado de ella o de otras técnicas que ayudan a mejorar nuestro interior.
Esto no se trata de un tema
tabú, ni de algo esotérico o una ciencia oculta, sino que tal vez, estaría más
ligado a la sicología conductista si queremos buscar y encontrar una base para
esta herramienta.
Como guía y profesora de
visualización creativa, y fundamentalmente como persona en evolución y revisión
constante (esto último es lo que realmente soy) creo que la visualización
creativa es una disciplina que me ha permitido ayudar a mucha gente en su camino
de evolución personal y espiritual.
Es que, siguiendo un patrón parecido a la
meditación, en cuanto a que hay que encontrar un lugar tranquilo, estar con
nosotros mismos, y respirar, el componente principal es el de autoguiarnos
hacia pensamientos e imágenes que siempre serán positivos y alentadores y nos
ayudarán mucho en nuestro proceso de cambiar patrones que vienen con nosotros,
tal vez desde nuestra infancia.
Es por eso que, cuando quieras una herramienta
espiritual sumamente práctica y efectiva si se practica con constancia y
responsabilidad, la visualización creativa será la que te ayudará a mejorar
muchos aspectos de tu vida y a cambiar esos pensamientos y comportamientos
negativos que hasta ahora te impedían avanzar en la vida y evolucionar.
Si te interesa, comunícate conmigo y te comento
como puedo ayudarte.
Gracias por leerme
Hasta la próxima
Marianela Garcet
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