He retornado a mis lecturas de tarot, totalmente renovada, como si hubiera vuelto a nacer, como el Ave Fénix.
La numerología y el tarot fueron parte de mis comienzos a nivel profesional, si bien es cierto que ha sido en realidad la visualización creativa con lo que comencé este camino a muy temprana edad, y luego el yoga, sí, esas fueron las bases que cimentaron muy bien la tarea que realizo desde hace tantos años en forma profesional.
Sin embargo, mi pasión por lo oculto, por aquello que en un momento fue muy tabú y casi prohibido o visto con malos ojos, fue plasmada en el Tarot, que aprendí a consultar en el año 1993 y que me dio muchísimas satisfacciones en lo profesional y espiritual.
Confieso que al principio fue difícil, porque tenía muy arraigados los prejuicios que me habían transmitido o mejor dicho, que yEs como si lo relacionaran con la brujería, la magia, lo oscuro, lo bajo. Sin embargo, esto no es así, al menos desde mi perspectiva y práctica.
Cuando comencé este camino a nivel profesional, lo hice de la mano de la numerología, porque si bien era algo que develaba un poco el futuro, y temas ocultos a simple vista de las situaciones, personas, etc, era tomado como algo más serio a nivel profesional.
Sin embargo, eso no me alcanzó, pues las personas que me consultaban, necesitaban a veces profundizar en temas que solo a través de una consulta oracular, y específicamente una consulta de Tarot, podrían ser develados.
o había absorbido del medio en el que me movía, dado que aún hoy es muy fuerte el rechazo que en algunas personas produce la sola palabra Tarot.
Yo sentía que aún no estaba preparada, y así fue como entonces llegaron sincrónicamente a mí las circunstancias apropiadas para que pudiera sentirme cómoda con el tema porque, evidentemente estaba escrito que tenía que llegar de una u otra manera a leer las cartas del Tarot.
Todo fue sucediendo de un modo muy especial y mágico, como tantas cosas en mi vida, de las que me dí cuenta mucho después, pues por entonces no tenía la experiencia actual y las señales muchas veces se me escapaban pues no las sabía comprender.
Esto también me enseñó a tener paciencia y saber esperar, pues entendí que todo llega a su tiempo, ni antes ni después. Llega cuando tiene que llegar y cuando estamos preparados.
Cuando se abrió ese camino, no daba abasto para atender a la gente que me consultaba, realmente, eso que solo tenía un mazo que fue mi compañero por muchos años, largos años, y que hasta hace muy poquito seguía siendo el más consultado, a pesar de tener ahora muchos otros y muy diferentes.
Eran otros tiempos bastante lejanos a los actuales, pues hablo del año 1995.
Poca gente tenía celulares y mis clientes o futuros clientes me llamaban al teléfono fijo y dejaban sus mensajes en el contestador automático, algo que en el día de hoy ya casi nadie utiliza.
¡Parece la prehistoria!, y sin embargo sin whatsaap ni redes sociales, el famoso boca a boca hizo que pudiera trabajar con holgura en algo que me apasionaba realmente, y el feeling logrado con cada cliente de Tarot era maravilloso, único, mágico, también, como fue todo en mi vida.
Luego de un tiempo, de ir afianzándome en el oficio de leer lo que las cartas me decían para tanta gente e intentar ayudarlos a comprender lo que les sucedía, el porqué de cada situación, y preveer mirando hacia un futuro no tan lejano o lejano aquello que podía venir, me encontré ya con la necesidad de encontrar algo más para poder ayudar a tanta gente que no solo quería saber lo que sucedería o que los ayude a encontrar respuestas para sus vidas, sino que necesitaba darles paz y armonía con alguna técnica de transmisión de energía.
Y así fue, como también de un modo similar a todo lo que me iría llegando para mi evolución espiritual, llegó el Reiki a mi vida.
En un principio, solo fue para mí, para mi crecimiento, para lograr llegar a estados de paz y relajación nunca alcanzados antes, y luego, bastante tiempo después sentí que quería y necesitaba transmitir eso que tanto bien me había hecho.
Y así fue como llegué a la Maestría en Reiki y ayudé desde ese lugar a tantos que quisieron también vivir la gran experiencia de esta maravillosa técnica de transmisión de energía.
Seguí el camino, siempre segura de que a pesar de tantos obstáculos atravesados, era el camino que siempre había querido atravesar, mi camino elegido, mi vocación, y aunque no ha sido fácil, volvería a elegirlo pues es lo que me hace sentir viva y útil en esta vida, lo que me mantiene fuerte y me ha dado tantas satisfacciones internas, profundas, no tal vez el éxito mundano al que muchos pueden remitirse al leer esto, no, es algo sutil, como lo es el Reiki, algo simple y muy del alma, que arraiga profundamente en ella y que desde allí me da las certezas, la fuerza el valor para afrontar nuevos retos y aprendizajes.
El éxito al que me refiero es el saber que estoy y siempre estaré unida a ese mundo invisible al que apelo para ayudar a otros, para guiar humildemente desde lo que puedo hacer, desde lo que he logrado a través de todos estos años de realizar con verdadero amor y dedicación mi tarea espiritual.
Por eso escribo esto, porque el Tarot formó parte de un comienzo muy lindo, de un descubrir un mundo nuevo y hasta ese momento desconocido para mí.
Si, he retomado esta pasión de un modo renovado, diferente y más fresco, con mayor experiencia, con nuevos y diferentes mazos, más interpretaciones y un nuevo sistema para realizar más eficientemente las lecturas y así poder ayudar mejor a quienes me consulten.
Puedes tener la certeza de ser escuchado/a, virtualmente, y de ser tratado con máximo respeto y confidencialidad.
Espero tu consulta pronto.
©Marianela Garcet