Sobre Mí

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Desde el año 2002 me dedico a la temática espiritual y a escribir sobre estos temas y también de autoayuda y superación personal. He publicado hasta el momento 9 libros: Camino Hacia la Luz, I- Cuentos de Cristal Los Ángeles te hablan: Escúchalos I Los Ángeles te hablan: Escúchalos II Vidas Pasadas- Tiempo Presente Mauricio Macri, El Elegido Cristal-Índigos, la Esencia del Cambio Reiki, Amor y Luz Ángeles en tu vida Mi vida está dedicada desde el año 2002 a temas como la Numerología, la Reencarnación el contacto con los Ángeles, habiendo plasmado mucho de estas prácticas y conocimientos en los libros publicados. Paralelamente y durante todos estos años he estado también escribiendo, corrigiendo libros y traduciendo, (actualmente estoy abocada a la traducción de uno de mis libros al francés) Tengo mi página totalmente traducida al francés, la cual pueden ver en: marianel.unblog.fr Soy Investigadora y estudiosa de la Reencarnación y a raíz de ello he creado el estudio de Vidas Pasadas sin regresión®. También la numerología ha marcado los inicios de mi carrera profesional y he creado el Estudio Numerológico que realizo desde el año 1995

Una Gran Aventura: La Muerte V

(3) Otro temor que induce a la humanidad a consi­derar la muerte como una calamidad es el que ha in­culcado la religión teológica, particularmente los Protestantes fundamentalistas y la Iglesia Católica Roma­na: el temor al infierno, la imposición de castigos, co­múnmente fuera de toda proporción a los errores cometidos durante una vida, y el terror impuesto por un Dios iracundo. Le dicen al hombre que debe someterse y que no hay escapatoria posible, excepto por medio de la expiación vicaria. Como bien saben, no existe un Dios iracundo, un infierno ni tampoco la expiación vicaria. Sólo existe un gran principio de amor que anima a todo el universo; existe la Presencia de Cristo, indicando a la humanidad la realidad del alma y que somos salvados por la vivencia de esa alma, y que el único infierno que existe es la tierra misma, donde aprendemos a trabajar por nuestra propia salvación, impulsados por el prin­cipio de amor y de luz e impelidos por el ejemplo de Cristo y el anhelo interno de nuestra propia alma. Esta enseñanza acerca del infierno nos recuerda el giro sádico que la Iglesia Cristiana, en la Edad. Media, dio al pen­samiento y a las erróneas enseñanzas establecidas en El Antiguo Testamento, acerca de Jehová, el Dios tribal de los Judíos. Jehová no es Dios, ni el Logos planetario, ni el Eterno Corazón de Amor que Cristo reveló. A medida que estas erróneas ideas vayan desapareciendo, será eliminado, de la mente del hombre, el concepto del in­fierno y reemplazado por la comprensión de la ley que hace al hombre lograr su propia salvación en el plano físico, lo cual conducirá a corregir los males cometidos durante sus vidas en la tierra y que oportunamente le permitirá "limpiar su propia pizarra".




No trato aquí de imponerles una discusión teológica; sólo procuro señalar que el actual temor a la muerte debe ceder su lugar a una inteligente comprensión de la realidad y ser sustituido por el concepto de continui­dad, que niega toda interrupción, y acentuar la idea de que existe una vida, una Entidad consciente, que ad­quiere experiencia en muchos cuerpos. (17.291)




(4) En el próximo siglo se observará que la muerte y la voluntad tendrán inevitablemente un nuevo signi­ficado para la humanidad y desaparecerán la mayoría de las antiguas ideas. La muerte, para el hombre común reflexivo, constituye un momento de catastrófica crisis. La cesación y fin de todo lo amado, lo familiar y lo deseable, la irrupción en lo desconocido e incierto, y la abrupta terminación de todos los planes y proyectos. No tiene importancia cuánta fe pueda haber en los valo­res espirituales, ni cuán esclarecido sea el razonamien­to de la mente acerca de la inmortalidad, ni tampoco cuán concluyente se evidencie la supervivencia y eterni­dad; siempre existe una duda, el reconocimiento de la posibilidad de que todo termina y la negación y fin de toda actividad, de todas las reacciones cardíacas, de todo pensamiento, emoción, deseo, aspiración y de las inten­ciones enfocadas alrededor del núcleo central del ser del hombre. El anhelo y la determinación de sobrevivir y el sentido de continuidad, todavía dependen, aun para el creyente más ferviente, de una probabilidad, de una base inestable y del testimonio de otros, que en realidad nunca han vuelto para contar la verdad. El énfasis de toda idea acerca de este tema concierne al Yo central o la integridad de la Deidad. (18-94)




(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)


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ACUÉRDATE DE LO BUENO










Cuando el cielo este gris,


acuérdate cuando lo viste profundamente azul.


Cuando sientas frío,


piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.


Cuando sufras una temporal derrota,


acuérdate de tus triunfos y de tus logros.


Cuando necesites amor,


revive tus experiencias de afecto y ternura.


Acuérdate de lo que has vivido


y de lo que has dado con alegría.


Recuerda los regalos que te han hecho,


los abrazos y besos que te han dado,


los paisajes que has disfrutado


y las risas que de ti han brotado.


Si esto has tenido,


lo puedes volver a tener


y lo que has logrado,


lo puedes volver a ganar.


Alégrate por lo bueno que tienes


y por lo bueno de los demás,


acéptalos tal cual son;


desecha los recuerdos tristes y dolorosos,


y sobre todo no tengas ningún rencor,


no te lastimes más.


Piensa en lo bueno, en lo amable,


en lo bello y en la verdad.


Recorre tu vida,


detente en donde haya bellos recuerdos


y emociones sanas y vívelas otra vez.


Visualiza aquel atardecer que te emocionó.


Revive esa caricia espontánea que se te dio.


Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido,


piensa y vive bien.


Allí en tu mente están guardadas todas las imagines;


¡Y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!.


No hay carga que se nos dé


y no tengamos la capacidad de llevar.


Busca siempre vivir el presente aprendiendo del pasado,


no cargues con situaciones


y problemas que ya han pasado.


Piensa en esto:


¿Cuál era tu mayor problema hace 10 años?


Probablemente ahora sea nada.


Ahora,


si dentro de 10 años tus problemas actuales


no van ha ser nada


¿Por qué vivir tristes por ellos?


Madre Teresa de Calcuta


************************





Un libro que cambiará la forma de orar y comunicarse  con Los Ángeles y transformará la vida de muchos:




Los ángeles te hablan: Escúchalos:




Ellos siempre han estado a tu lado, a mi lado, al lado de toda la humanidad…




Creas en Ellos o no, están siempre, sucede que no siempre es fácil acceder a la dimensión a la que habitan, mucho más elevada que la nuestra, pues para ello, mucha gente se prepara por años, e inclusive por vidas, para poder solo tener unos minutos tal vez de conexión con estos Seres.




"Los Ángeles te hablan: Escúchalos" fue creado desde el amor, fue concebido en el amor hacia el prójimo pues como explico en la introducción del mismo, fue canalizado, fueron palabras que luego de tantos años de espera, llegaron a mi, que confié en Ellos aún cuando no podía verlos o escucharlos, y ese fue mi premio, poder escucharlos.




Con él, tendrás magia pero también realidad, tendrás la verdadera y tangible posibilidad como nunca antes se te pudo presentar de esta manera de un contacto verdadero con los Ángeles, y otros Seres de Luz que están presentes aquí.




Es una nueva edición, totalmente renovada, para regalarte y regalar, pues es una edición de lujo.












Alma y Luz

Alma (Nephesh)




Este instrumento activo opera en todos seres generando la conciencia del Ser divino. El "alma ignorante" es la causa directa de las funciones más bajas, los instintos y la vida animal, y corresponde a la 'Fundación' de la esfera de vida humana.




Alma y espíritu no fueron concebidos para ser uno ni lo mismo. El alma es la conciencia natural de la vida sin la percepción superior de mundos que han precedido a este y de mundos que están por venir. El alma tiene que pasar por muchas formaciones, transformaciones y renacimientos antes de poder entrelazarse con la conciencia divina del Superyo. En segundo, lugar, cuando se comprende que el alma no es lo mismo que el espíritu, se ruega que la cabeza de Dios actúe como el Abogado Superior para lograr el conocimiento la y sabiduría verdadera. Al mismo tiempo el espíritu, como "el espíritu" de la razón más elevada, es dado por Dios para la inspiración y la comprensión de los múltiples niveles de la Mente Divina. Finalmente, cuando se alcanza la síntesis entre el espíritu y el alma natural, las aspiraciones más elevadas de la unidad crean el alma soberana de Luz ("Neshamah"), que está llamada por la Luz para engendrar los frutos de la divinidad y ungir a los que están llamados a trabajar por la Mente Divina como vehículos del Amor y la Sabiduría más elevados. La consecución de la unidad del espíritu y el alma es necesaria para trabajar en los muchos Mundos Mansión que requieren el equilibro entre la primera y la segunda triadas de la nave del Hijo.




El Ain Soph




Todas las personalidades Supremas, Los Maestros de Luz, Seres angélicos, etc., son seres de luz de la luz suprema de Todo Lo Que Es, la Ain Soph, que es la luz eterna que crea todos los espectros de luz.




Los Dioses Creadores y las formas físicos de tosa la creación comparten una manifestación mayor de las radiaciones de luz Ain Soph. Este conjunto de radiaciones divinas demarca los verdaderos límites de las zonas de tiempo de la conciencia. Los mundos físicos creados fuera de cada zona de tiempo de la conciencia utilizan las emanaciones de onda de la materia para formar los espectros visibles e invisibles. Literalmente, tenemos que abandonar nuestra zona de tiempo de conciencia antes de que podamos ver que sus límites no son las del tiempo o el espacio actuales, sino los de la purificación de la conciencia. Como pueden ver las dimensiones, o los niveles más elevados del ser jerárquico, de la divinidad superior son, meramente, conciencia, consciencia y pureza, o un sentido mayor de sí mismo.

Una Gran Aventura: La Muerte III

A medida que pasa el tiempo y antes de finalizar el próximo siglo, se comprobará que la muerte no existe tal como se la comprende ahora. La continuidad de con­ciencia será tan ampliamente desarrollada y tantos hom­bres de tipo elevado actuarán simultáneamente en am­bos mundos, que el antiguo temor desaparecerá y el in­tercambio entre el plano astral y el físico estará firme­mente establecido y científicamente controlado, llegan­do a su fin, felizmente, la actuación de los médium de trance. (4-219)




(10) Quisiera señalar además, que la mediumnidad de trance, tal como se la llama, debe ser inevitablemente re­emplazada por esa mediumnidad del hombre o la mujer clarividente o clariaudiente en el plano astral y que, por lo tanto, en plena conciencia vigílica y con el cerebro físico alerta y activo, puede ofrecerse como intermedia­rio entre los hombres que poseen cuerpos en el plano físico (y, por lo tanto, son ciegos y sordos en niveles sutiles) y quienes han descartado sus cuerpos, y están impedidos de toda comunicación física. Este tipo de sí­quico puede comunicarse con ambos grupos, y su valor y utilidad como médium está más allá de todo cálculo cuando tiene una mente centrada o altruista, pura y dedicada al servicio. Pero en el entrenamiento al que se sometan deberán evitar los actuales métodos negativos y, en vez de "tratar de desarrollar la mediumnidad" en un silencio vacuo y expectante, deben esforzarse por actuar positivamente como almas, y permanecer cons­ciente e inteligentemente en posesión del mecanismo inferior de sus cuerpos; además deben saber qué centro de ese cuerpo emplean mientras trabajan síquicamente, y aprender a observar, como almas, el mundo de ilusión en el cual emprenden el trabajo; desde su posición ele­vada y pura deben ver con nitidez, oír con claridad e in­formar con exactitud, y de este modo servir a su era y generación, haciendo del plano astral un lugar bien conocido de actividad familiar y acostumbrando al gé­nero humano a llevar una existencia donde sus seme­jantes experimenten, vivan y sigan el sendero. (13.16/7)




(11) En la venidera era acuariana la humanidad esta­blecerá una cultura sensible a los valores espirituales más sutiles y superiores, más una civilización libre de espe­jismo y de gran parte de la ilusión que hoy cobra a los pueblos arios, y traerá una vida racial que será incorpo­rada por esas formas que eliminarán la brecha que existe en la actualidad, libre de lo que ahora conocemos como enfermedad del peor tipo, aunque prevalecerán, lógicamente, la muerte y ciertos tipos de desintegración cor­poral que pueden conducir eventualmente a la muerte. El vencimiento de la muerte no se produce por la elimi­nación de los males corporales, sino estableciendo esa continuidad de conciencia que conduce del plano físico de la vida, a la existencia subjetiva interna. Grupos como el tercero pueden ser los custodios de este estado del ser, siendo su problema, por lo tanto, desarrollar esa continuidad de conciencia que abrirá las "puertas a la vida y disipará el temor a lo cono­cido que desaparece". (13.42/3)







(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)


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ABRAZOS



¡¡¡¡què bueno sería poder cambiar toda la agresividad y violencia del mundo con abrazos contenedores y sinceros!!!! cambiaríamos el mundo para bien! que el 2010 signifique para todos eso, cambiar , abrazar, querer que otros estén bien, y del otro lado... aflojar también

ABRAZOS



¡¡¡¡què bueno sería poder cambiar toda la agresividad y violencia del mundo con abrazos contenedores y sinceros!!!! cambiaríamos el mundo para bien! que el 2010 signifique para todos eso, cambiar , abrazar, querer que otros estén bien, y del otro lado... aflojar también

Una Gran Aventura: La Muerte II

1.      La teoría de la reencarnación, tan familiar para to­dos mis lectores, está llegando a ser crecientemen­te popular en Occidente; siempre fue aceptada en Oriente (aunque con muchas adiciones e interpre­taciones tontas). Dicha enseñanza ha sido tan dis­torsionada como las enseñanzas de Cristo, Buda o Shri Krishna, por sus teólogos de mente estrecha y limitada. Los básicos fundamentos de un origen espiritual, de un descenso a la materia, de un as­censo por medio de las constantes encarnaciones en la forma, hasta que esas formas sean expresiones perfectas de la conciencia espiritual que mora inter­namente, y de una serie de iniciaciones, al finalizar el ciclo de encarnación, están siendo más rápidamente aceptados y reconocidos como nunca lo fue­ron.




Tales son las principales soluciones a los problemas de la inmortalidad y de la supervivencia del alma hu­mana; que aspiran responder a la eterna pregunta del corazón humano respecto a cuándo, por qué, dónde y adónde. (17-296/8)




(6) Dentro de los próximos años la realidad de la supervivencia y de la eternidad de la existencia, habrán dejado de ser una incógnita para convertirse en una convicción. No quedarán dudas de que el hombre al abandonar el cuerpo físico continúe siendo una entidad viviente y consciente. Se sabrá que continúa su existen­cia en un mundo más allá del físico y que vive, está despierto y es consciente. Esto se comprobará de diver­sas maneras, por:




a.       El desarrollo de un poder dentro del ojo físico del ser humano que.., revelará el cuerpo etérico... y se verá que los hombres ocupan ese cuerpo.




b.      El creciente número de personas que tienen el po­der de emplear... "el tercer ojo"..., que ha des­pertado nuevamente, demostrará la inmortalidad... porque verá fácilmente al hombre que ha abandonado sus cuerpos etérico y físico.




c.       Un descubrimiento, en el campo de la fotografía, comprobará la supervivencia.




d.      Por medio de la radio, con el tiempo se establecerá comunicación con aquellos que han pasado al más allá, y esto se convertirá en una verdadera ciencia.




e.       El hombre será sensibilizado a tal grado de per­cepción y contacto, que le permitirá ver a través de las cosas y revelará la naturaleza de la cuarta dimensión, y fusionará en un nuevo mundo los mundos subjetivo y objetivo. La muerte ya no ins­pirará terror y desaparecerá el temor particular que provoca. (17-304/5)




(7) Resultará evidente que cuando la humanidad lo­gre esta perspectiva sobre la muerte y el arte de morir, toda la actitud de la raza humana sufrirá un benéfico cambio. Esto irá a la par, a medida que el tiempo trans­curre, de una sensibilidad humana en los niveles tele­páticos; los hombres serán cada vez más inteligentes y la humanidad se enfocará acrecentadamente en los niveles mentales. Esta sensibilidad telepática será un fenómeno común y corriente, siendo el espiritismo ac­tual una garantía de ello, aunque la seria distorsión exis­tente se basa en gran parte en los ansiosos deseos de la humanidad, pero contiene muy poca telepatía verda­dera. Actualmente la telepatía que existe entre el mé­dium (esté o no en trance) y el pariente o amigo desaparecido, no existe entre aquel que ha experimentado la liberación de la muerte y el que todavía se halla en la forma. Esto debe tenerse siempre presente. Mientras tanto, donde la mente no es normalmente telepática, puede haber (aunque muy raras veces) la interposición de una mediumnidad, basada en la clarividencia y clariaudiencia, pero no en el trance. Aún así esto precisará establecer un contacto totalmente astral por medio de un tercero, y estará basado en el espejismo y el error. No obstante será un paso adelante para las actuales se­siones mediumnímicas, que simplemente ignoran al muerto, respondiendo solamente al interesado lo que el médium lee en su aura. Los recuerdos de la apariencia personal, las reminiscencias significativas acumuladas en la conciencia del que pregunta, y la vana ilusión de pedir consejos, pues cree que porque ha fallecido es más inteligente que antes. Cuando el médium a veces logra establecer una verdadera comunicación, se debe a que el solicitante y la persona fallecida son tipos men­tales, por lo tanto se establece una verdadera sensibili­dad telepática entre ellos, la cual es captada por el mé­dium.




La raza va progresando, desarrollándose y haciéndose cada vez más mental. La relación entre los muertos y los vivos debe y deberá existir en los niveles mentales, antes de los procesos de integración; la verdadera in­terrupción de la comunicación se producirá cuando el alma humana esté reabsorbida en la superalma, antes de volver a encarnar. La realidad de que se establece comunicación hasta ese momento, destruirá completa­mente el temor a la muerte. En el caso de los discípulos que trabajará en el Ashrama de un Maestro, este proceso de integración no constituirá siquiera una barrera. (17-293)




(8) Veremos así emerger gradualmente en el mundo un gran grupo de síquicos entrenados cuyos poderes son comprendidos, actuando en el plano astral con tan­ta inteligencia como cuando lo hacen en el plano físico, y preparándose para expresar los poderes síquicos su­periores, percepción y telepatía espirituales. Estas per­sonas constituirán oportunamente un grupo de almas vinculadoras, mediando entre los que no pueden ver ni oír en el plano astral, por ser prisioneros del cuerpo físico, y los que son igualmente prisioneros del plano as­tral, por carecer del mecanismo físico de respuesta.




Por lo tanto, la gran necesidad no es de que cesemos de consultar y entrenar a nuestros psíquicos y médium, sino de que los entrenemos correctamente y los prote­jamos inteligentemente, vinculando así, por su interme­dio, los dos mundos, el físico y el astral. (13-18/9)


 (tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul



(Alice A. Bailey)


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Una Gran Aventura: La Muerte I

(3) Los estudiantes de religión estudiarán la manifes­tación de lo que llamamos "aspecto vida", así como el científico estudia el llamado aspecto "materia"; ambos llegarán a comprender la estrecha relación que existe entre estos dos aspectos, con lo cual se llenará el anti­guo vacío y cesará temporariamente la lucha entre la ciencia y la religión. Se pondrán en práctica métodos precisos para demostrar que la vida persiste después de la muerte del cuerpo físico, y la trama etérica será reconocida como factor operante. (3-360)




(4) El primer paso para sustanciar la realidad de la existencia del alma es establecer la supervivencia, aun­que esto no probará necesariamente la inmortalidad. Sin embargo, puede considerarse como un paso dado en la correcta dirección. Se está comprobando constante­mente que algo sobrevive al proceso de la muerte y persiste después de la desintegración del cuerpo físico. Si esto no es verdad, entonces somos víctimas de una alu­cinación colectiva, y engañan y mienten y están enfer­mos y pervertidos los cerebros y las mentes de miles de personas. Tal gigantesca locura colectiva es más di­fícil de creer que la alternativa de una expansión de conciencia. Sin embargo, el desarrollo que sigue la línea síquica no probará la existencia del alma. Sólo sirve para destruir la posición materialista. (14-99)




(5) El problema de la muerte, es innecesario decirlo, se funda en el amor a la vida, el instinto más arraigado de la naturaleza humana. La ciencia reconoce que nada se pierde de acuerdo a la ley divina; la eterna supervi­vencia, de un modo u otro, es considerada universalmen­te como una verdad. De todo el cúmulo de teorías se han extraído y propuesto tres soluciones principales, muy conocidas por las personas reflexivas, y son:




1.      La solución estrictamente materialista afirma que la experiencia y la expresión de la vida consciente con­tinúan mientras la forma física tangible existe y per­siste, pero también enseña que después de la muerte y la consiguiente desintegración del cuerpo, ya no existe una persona consciente, activa y autoidentifi­cada. El sentido del Yo, la percepción de la persona­lidad, en contraposición con las otras personalidades, se desvanece al desaparecer la forma; creen que la personalidad sólo es la suma total de la conciencia de las células del cuerpo. Esta teoría relega al hom­bre al mismo estado de cualquiera de las formas de los otros tres reinos de la naturaleza; está basada en la insensibilidad del ser humano común hacia la vida, fuera de un vehículo tangible; ignora toda evidencia contraría y explica que como no podemos ver (visualmente) y comprobar (tangiblemente) la persistencia del Yo o la inmortal entidad después de la muerte, ella no existe. Muchos ya no sostienen esta teoría como en años anteriores, particularmente durante la materialista Era Victoriana.




2.      La teoría de la inmortalidad condicional. Esta teoría es sostenida aún por ciertas escuelas fundamentalis­tas de pensamiento, teológicamente estrechas, y tam­bién unos cuantos intelectuales principalmente de tendencia egotista. Afirma que sólo quienes obtienen una etapa particular de percepción espiritual o acep­tan un conjunto peculiar de  pronunciamientos teoló­gicos pueden recibir el don de la inmortalidad personal. Los altamente intelectuales también arguyen que a quienes poseen una mente desarrollada y cul­tivada, don culminante para la humanidad, análoga­mente se les otorga la eterna supervivencia. Una escuela rechaza a aquellos que consideran espiritual­mente recalcitrantes o negativos a la imposición de su verdad teológica particular, lo cual los condena a un total aniquilamiento como en la solución materia­lista, o a un eterno castigo, que al mismo tiempo abo­ga por una especie de inmortalidad. Debido a la inna­ta bondad del corazón humano, muy pocos son venga­tivos o suficientemente irreflexivos para considerar aceptable esta presentación; por supuesto, entre ellos, debemos clasificar las personas irreflexivas que eva­den la responsabilidad mental, aceptando ciegamente los pronunciamientos teológicos. La interpretación cristiana, dada por las escuelas ortodoxas y funda­mentalistas, prueba ser falsa cuando es sometida a un claro razonamiento; entre los argumentos que nie­gan su veracidad reside el hecho de que el cristianis­mo proclama un largo futuro pero ningún pasado; siendo asimismo un futuro que depende totalmente de las acciones del actual episodio de vida y de nin­guna manera explica las distinciones y diferencias que caracterizan a la humanidad. Esto sólo tiene asidero en la teoría de una Deidad antropomórfica, cuya vo­luntad -en su actuación práctica- sólo presenta aquello que no tiene pasado sino únicamente futuro; reconocen ampliamente la injusticia de esto, pero dicen que la inescrutable voluntad de Dios no debe ser puesta en duda. Millones de personas sostienen esta creencia, pero no tan fuertemente como lo hacían cien años atrás.







(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)


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