Navidad sin violencia hacia otros animales
"Navidad es época de paz", se leía en letras grandes y vistosas en una publicidad del supermercado. Recorrí los pasillos en busca de un artículo cuando de pronto llegué a la sección de carnes frías donde descomunales pavos decapitados y asépticamente empaquetados me hicieron recordar la frase que leí minutos antes. Pensé en cuán violentos hacia seres de otras especies son en ocasiones nuestros estilos de vida. No hay nada pacífico en alimentarse con cadáveres de otros animales, ni en vestirnos con su piel o pelo, ni en hacer de su cautiverio o tortura, un espectáculo. No podemos aspirar a una humanidad menos violenta cuando las grandes industrias alimentaria, farmacéutica o de la moda están cimentadas en la muerte de miles de millones de seres sintientes.
Para regalar "algo original", en Navidad aumenta también la compra-venta de animales de compañía. Una vez pasada la euforia del cachorro, un 30 por ciento de los animales adquiridos -y sus crías- son abandonados en las calles por no asumir lo que implica compartir la vida con un perro o un gato. Este mensaje no ha de tomarse como una crítica a la celebración o al consumismo -condenable por muchas razones- sino como una invitación a asumir el gran poder que tenemos en cada una de nuestras elecciones al optar entre la vida y la muerte de otros animales, y el cuidado o deterioro de nuestro medio ambiente. Respetamos aquello con lo que nos vinculamos, con lo que de una u otra forma nos identificamos o percibimos cercano. Con los animales no humanos compartimos más de lo que nos permitimos ver: miedo, dolor, sed, hambre, frío, soledad, aburrimiento, tristeza, pero también alegría, placer, tranquilidad, gusto por la compañía y el juego. El amor, la compasión, la solidaridad, no tienen fronteras ni se limitan a seres de nuestra propia especie. En eso radica la generosidad y el verdadero espíritu de paz que habría de permear no sólo esta temporada, sino la cotidianidad. Nosotros tenemos muchos deseos, los animales, en cambio, sólo desean vivir, ser libres y no ser torturados. ¿Es tan difícil concederles eso? ¡Felices Fiestas para todos! Lea más posts como este en el blog que Leonora publica en el diario El Universal, de México. |
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