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martes, 25 de enero de 2022

Somos Almas

 Somos Almas




Una gran verdad, dicha por un profesional que sabe mucho sobre el tema y que me fue enviada por una gran persona que ha experimentado, en su propia vida, con alguien muy cercano y querido, lo que significa el desapego de los afectos en esta tierra, en esta 3era dimensión terrenal.

 “En nuestra vida terrenal, es difícil recordar que somos almas

y no simples cuerpos físicos. Constantemente nos distraen

las ilusiones y desilusiones de este mundo.

Nos enseñan que el dinero, el poder, y el prestigio

y las posesiones materiales son de suma importancia

y a veces incluso el motor de nuestras vidas.

Nos enseñan que para ser felices tenemos que lograr

que los demás nos aprecien y nos respeten.

Estar solo, nos dicen, es ser desgraciado.

En realidad somos seres inmortales que nunca se separan

energéticamente de los que aman.

Tenemos almas gemelas y familias espirituales que son eternas.

Los espíritus guardianes nos guían y nos aman siempre.

Nunca estamos solos.

Al morir no nos llevamos las "cosas" que poseemos.

Nos llevamos nuestros actos y nuestras obras,

los frutos de la sabiduría de nuestro corazón.

Cuando despertamos a la idea de que todos somos seres espirituales,

cambian nuestros valores.

Y por fin podemos ser felices y estar en paz".

(Brian Weiss)

domingo, 30 de junio de 2013

"SOMOS ALMAS..."

somos almas

En nuestra vida terrenal, es difícil recordar que somos almas y no simples cuerpos físicos. Constantemente nos distraen las ilusiones y desilusiones de este mundo. Nos enseñan que el dinero, el poder, y el prestigio y las posesiones materiales son de suma importancia y a veces incluso el motor de nuestras vidas.
Nos en señan que para ser felices tenemos que lograr que los demás nos aprecien y nos respeten. 
Estar solo, nos dicen, es ser desgraciado.
En realidad somos seres inmortales que nunca se separan
energéticamente de los que aman.
Tenemos almas gemelas y familias espirituales que son eternas.
Los espíritus guardianes nos guían y nos aman siempre. Nunca estamos solos.
Al morir no nos llevamos las "cosas" que poseemos. Nos llevamos nuestros actos y nuestras obras, los frutos de la sabiduría de nuestro corazón.
Cuando despertamos a la idea de que todos somos seres espirituales,
cambian nuestros valores.
Y por fin podemos ser felices y estar en paz.
(Brian Weiss)


Recuerda que puedes consultarme sobre tus vidas pasadas y también sobre cómo comprender y aceptar esta "otra realidad", que significa el mundo espiritual al cual realmente pertenecemos



miércoles, 30 de junio de 2010

REGISTROS AKASICOS - Marianela Garcet

VIDA ANTES DE LA VIDA




 
REGISTROS AKASICOS
La ciencia y el campo akasico de Ervin Laszlo
por Miguel Seguí -Publicado por la revista Más Allá de la Ciencia numero 189.
 Qué relación existe entre las misteriosas conexiones cuánticas de las partículas atómicas, la evolución de los seres vivos y las facultades paranormales de las personas?
Aunque a primera vista puede parecer que se trata de cuestiones totalmente diferentes, podrían estar todas ellas sutilmente relacionadas a través de la existencia de un campo cósmico de interconexión que conserva y transmite la información. Algo que ahora la ciencia está empezando a descubrir, o mejor dicho redescubrir, porque este misterioso campo que rodea a todo lo que se encuentra en el Universo y contiene toda la información, es algo conocido desde hace miles de años por las tradiciones orientales: el llamado campo akásico.
 Este concepto, considerado hasta ahora como un simple mito por la ciencia occidental, está en los fundamentos de una nueva manera de entender la ciencia, que podría llevar a la formulación de la llamada Teoría del Todo, un empeño intelectual que uniría la física cuántica y la relativista, la biología y la mente, en una solución global para entender desde un punto de vista científico el mundo en que vivimos y todos los misterios que las diversas ciencias compartimentadas, ya sea la física, la biología, o la psicología, no son capaces de explicar. Ervin Laszlo se ha atrevido a afrontar el reto de aproximarse a este nuevo paradigma de la ciencia. En su obra La ciencia y el campo akásico (Editorial Nowtilus) explica con palabras sencillas lo que ya ha expuesto en otros trabajos con un abundante apoyo de ecuaciones matemáticas avanzadas..
 EL PIANISTA FILOSOFO
Considerado como el mayor exponente en la actuaciones de los sistemas filosófico y de la teoría de la evolución general, los datos de su biografía hablan por sí mismos. En su juventud, después de estudiar en la Academia Franz Liszt de su Budapest natal, Laszlo se consagró como un virtuoso pianista y como tal recorrió medio mundo dando conciertos y recitales. Sin embargo su interés por la filosofía le llevó a doctorarse en la Universidad de la Sorbona, en Francia. Después ha recibido otros cuatro doctorados Honoris causa en diferentes países. Tiene publicados 74 libros editados en 20 lenguas, y más de 400 artículos.
Junto a su faceta científica ha desarrollado otra humanista, fundando en 1993 el Club de Budapest, una asociación global de líderes de opinión de todo el mundo dedicada al progreso y evolución responsable de los valores éticos en la sociedad. Recibió el prestigioso Premio Goi de la Paz en 2001 y ha estado nominado este año al Premio Nobel de la Paz.
Recientemente pasó por Barcelona para presentar otro de sus últimos trabajos, Tú puedes cambiar el mundo (Editorial Nowtilus), un manual para que los ciudadanos corrientes sepan qué es lo que pueden hacer para que su vida sea una aportación al cambio del mundo.
Hablar con el profesor Laszlo es una oportunidad de poder llegar de primera mano al pensamiento de la versión moderna de un sabio renacentista, que aúna el más riguroso pensamiento científico al humanismo del deseo de construir un mundo mejor para todos.
 -¿Qué se entiende por campo akásico?
 -Durante miles de años los videntes y místicos de diversas tradiciones han sostenido que todo lo que existe en el Universo está unido de alguna manera y que la totalidad de la información existente se mantiene, se conserva, en algo que ha recibido varios nombres, pero los de campo o registros akásicos serían los más conocidos. Un sabio chino, Chiang Tzu, escribió hace miles de años "El cielo, la Tierra y yo vivimos juntos y todas las cosas formamos una unidad indisoluble". Los últimos avances científicos están apoyando la existencia de este campo cósmico de interconexión, que conserva y transmite la información. 
por Miguel Seguí -Publicado por la revista Más Allá de la Ciencia numero 189.
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lunes, 22 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XVIII

6) Después de la muerte y particularmente si ha te­nido lugar la cremación, el hombre, en su cuerpo kama-­manásico, está tan consciente y atento a su medio ambiente como cuando estaba vivo en el plano físico. Esta fraseología concede cierta elasticidad respecto a la am­plitud de la percepción y observación; por lo tanto la misma elasticidad debe tenerse en cuenta para quienes se hallan en el plano físico. No toda la gente está igual­mente despierta ni es consciente de las circunstancias o de la experiencia inmediata. No obstante, debido a que la mayoría de las personas son más conscientes emo­cional que físicamente, y viven en gran medida enfoca­das en sus vehículos astrales, el hombre está bastante familiarizado con el estado de conciencia en que se en­cuentra. Recuerden que un plano es esencialmente un estado de conciencia y no un lugar, según creen muchos. Las personas autoconscientes reconocen esto por medio de la reacción enfocada, porque constantemente y en forma característica son conscientes de sí mismas, sen­sibles al tema de su medio ambiente y de sus deseos ex­teriorizados o (en lo que respecta a las personas evolu­cionadas que actúan en niveles más elevados del plano astral) son sensibles a la exteriorización del amor y la aspiración; el hombre siempre es absorbido por aquello que ocupó su atención e involucró el principio kámico durante su experiencia en la encarnación. Vuelvo a re­cordar que en ese momento no hay cerebro físico que responda a los impactos generados por el hombre in­terno, y también que el sexo, tal como se lo comprende en sentido físico, no existe. Los espiritistas harían bien en recordar esto y en darse cuenta de la estupidez y también de la imposibilidad de concretar esos matrimonios espirituales que ciertas escuelas de pensamiento en­señan y practican. El hombre, en su cuerpo astral, se halla libre de sus impulsos estrictamente animales que, en el plano físico, son normales y correctos, pero ahora nada significan para él en su cuerpo kámico. (17-360).


(7) Nuevamente puntualizaré que al considerar la conciencia del alma que se retira (observen esta frase), cuando inicia el acto de restitución, trato un tópico que no se puede comprobar en forma tangible ni física. A veces los hombres son traídos nuevamente a la existen­cia en el preciso instante que se produce la total resti­tución física. Esto sólo puede hacerse mientras la enti­dad consciente ocupa todavía el vehículo etérico, aunque haya logrado abandonar el cuerpo físico denso con toda intención y propósito. Aunque el cuerpo etérico interpe­netra todo el cuerpo físico, es mucho más grande que ese cuerpo, y el cuerpo astral y la naturaleza mental pueden hallarse aún etéricamente polarizados, aunque esté bien encaminado el retiro y se haya producido la muerte del cuerpo físico, la cesación de toda actividad cardíaca y la concentración del enfoque básicamente etérico en la región de la cabeza, del corazón o del plexo solar. (17-338/9)


(8) Desde el momento de la total separación de los cuerpos físico denso y etérico, y a medida que se em­prende el proceso de eliminación, el hombre es conscien­te del pasado y del presente; cuando la eliminación es total y ha llegado el momento de hacer contacto con el alma y el vehículo manásico está en proceso de destruc­ción, entonces inmediatamente tiene conciencia del fu­turo, pues la predicción es un haber de la conciencia del alma, participando el hombre de ella temporariamente. Por lo tanto, el pasado, el presente y el futuro se ven como uno; entre una encarnación y otra y durante el continuado proceso de renacimiento se va desarrollan­do el reconocimiento del Eterno Ahora. Esto constituye un estado de conciencia (característico del estado nor­mal del hombre evolucionado) que puede ser denomina­do devachánico. (17-364/5)


(9) Para el aspirante, la muerte es la entrada inme­diata en una esfera de servicio y de expresión a la que está muy acostumbrado, percibiendo en seguida que no es nueva. (4-219)


(10) No tengo la intención de detallar la técnica del proceso de eliminación. Los seres humanos pasan por tantos estados diferentes -intermedios entre los tres ya delineados- que sería imposible definir o precisar. La atrición es relativamente fácil de comprender, porque al no producirse un llamado de la sustancia física evocando el deseo, el cuerpo kámico muere, y nada existe para nutrir este vehículo. El cuerpo astral viene a la existencia por medio de la interacción recíproca entre el plano físico, que no es un principio, y el principio deseo; durante el proceso de renacer, este principio es utilizado con dinámica intención por el alma en el vehículo men­tal a fin de invertir el llamado, entonces la materia res­ponde al llamado del hombre que reencarna. El hombre kámico, después de un largo proceso de atrición, queda liberado dentro de un vehículo mental embrionario; este período de vida sentimental es excesivamente breve y llevado a su fin por el alma, que repentinamente "dirige su ojo a aquel que espera", y por el poder de esa poten­cia dirigida, reorienta instantáneamente al hombre ká­mico individual hacia el sendero descendente del rena­cimiento. El hombre kama-manásico aplica el proceso de retiro y responde a la "atracción" del cuerpo mental en rápido desarrollo. Este retiro es cada vez más acele­rado y dinámico, hasta llegar a la etapa en que el discí­pulo en probación -regido por un creciente contacto con el alma- destroza el cuerpo kama-manásico, como una unidad, por un acto de voluntad mental, comple­mentado por el alma. Observarán que la experiencia "de­vachánica" necesariamente será más breve en relación con esta mayoría que con la minoría kámica, porque la técnica devachánica de recapitulación y reconocimiento de las implicaciones de la experiencia, lentamente va controlando al hombre en el plano físico, para obtener la significación del significado y aprender constantemen­te mediante la experiencia, mientras está encarnado. De este modo, podrán darse cuenta que la continuidad de la conciencia también se desarrolla paulatinamente, y la percepción del hombre interno comienza a demostrarse en el plano físico, al principio por intermedio del cere­bro físico y luego independientemente de esa estructura material. He dado aquí una definida insinuación sobre un tema que recibirá amplia atención durante los próximos doscientos años.
En la persona manásica, la personalidad integrada ac­túa, como hemos visto, de dos maneras, que dependen necesariamente de la integración lograda, la cual será de dos clases:

1.      La personalidad integrada, enfocada en la mente, adquiriendo una constante y creciente relación con el alma.
2.      El discípulo, cuya personalidad integrada está aho­ra integrándose rápidamente con el alma y es ab­sorbida por ella.


En esta etapa de desarrollo de la mente y de constante control mental (basada en el hecho de que la conciencia del hombre está ya definidamente enfocada y permanen­temente centrada en el vehículo mental), los procesos previos a la destrucción del cuerpo astral, por medio de la atrición y el "dinámico rechazo", se llevan a cabo du­rante la encarnación física. El hombre encarnado rehusa ser regido por el deseo; lo que queda del cuerpo as­tral ilusorio es dominado entonces por la mente, y el anhelo de satisfacer los deseos es rechazado con plena y consciente deliberación, ya sea por las ambiciones egoístas y las intenciones mentales de la personalidad integrada o por inspiración de la intención del alma, que subordina la mente a su propósito. Cuando se ha logrado esta etapa de evolución, el hombre puede en­tonces disolver los últimos vestigios de todo deseo por medio de la iluminación. En las primeras etapas de la vida puramente manásica o mental, esto se logra por medio de la iluminación que el conocimiento proporcio­na, e involucra principalmente la innata luz de la sustan­cia mental. Más adelante, cuando el alma y la mente es­tablecen una estrecha relación, la luz del alma acelera y complementa el proceso. Entonces el discípulo em­plea métodos más esotéricos, pero sobre éstos no me explayaré. La destrucción del cuerpo mental ya no se produce por el poder destructor de la luz misma, sino que es acelerado mediante ciertos sonidos que emanan desde el plano de la voluntad espiritual; al finalizar el ciclo de encarnación éstos son reconocidos por el discí­pulo, y algún iniciado avanzado del Ashrama o el Maes­tro Mismo, le permite utilizarlos en palabras-formas adecuadas. (17-365/6)
(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte
Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

miércoles, 17 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XVII

1.      Como resultado del reconocimiento de dichas ex­periencias, el hombre aísla esas tres experiencias que constituyeron los tres principales factores condicionantes en la reciente vida y que contienen la clave de la futura encarnación, que iniciará pró­ximamente. Todo lo demás es olvidado y todas las experiencias menores desaparecen de su memoria, no quedando en su conciencia nada más que lo que esotéricamente se denomina "las tres simientes o gérmenes del futuro", relacionadas en forma pecu­liar a los átomos permanentes físico y astral, pro­duciendo así la quíntuple fuerza creadora de las formas que aparecerán más tarde. Podría decir­se que:



a.       La primera simiente determinará más adelante la naturaleza del medio ambiente físico en el cual ocupará su lugar el hombre que retorna. Está relacionada con la cualidad de ese medio ambiente futuro, condicionando así el campo necesario o zona de contacto.

b.      La segunda simiente determina la cualidad del cuerpo etérico como vehículo a través del cual las fuerzas de rayo pueden hacer contacto con el cuerpo físico denso. Delimita la estructura etérica o red vital, por la cual circularán las energías entrantes, y está particularmente relacionada con ese centro especial, entre los siete, que estará más activo y tendrá mayor vitalidad durante la próxima encarnación.

c.       La tercera simiente da la clave del vehículo as­tral en el que estará polarizado el hombre en la siguiente encarnación. Recuerden que me re­fiero al hombre común, no al ser humano evo­lucionado, discípulo o iniciado. Es la simiente que -por medio de las fuerzas de atracción- pone al hombre otra vez en relación con quie­nes amó anteriormente o estuvieron en estre­cho contacto con él. Debería aceptarse como un hecho que la idea grupal rige subjetivamen­te todas las encarnaciones y que el hombre en­carnado renace no sólo por el propio deseo de obtener experiencias en el plano físico, sino también por el impulso grupal y de acuerdo al karma grupal, además del propio. Debería dár­sele a este punto mayor énfasis. Una vez que sea verdaderamente captado y entendido, des­aparecerá en gran parte el temor que engendra la idea de la muerte. Lo familiar y amado se­guirá siendo familiar y amado, porque la re­lación ha sido estrechamente establecida duran­te muchas encarnaciones, y según lo expresa El Antiguo Comentario:


"Las simientes que determinan el reconoci­miento no están exclusivamente en mí y en ti, sino también en el grupo; dentro del grupo relacionan mutuamente a sus miembros en tiempo y espacio. Sólo en las tres inferiores hallan su verdadera existencia quienes están vinculados. Cuando el alma conoce al alma en el lugar de reunión, hasta donde llega el llama­do del Maestro, dichas simientes desaparecen".

Será evidente, por lo tanto, que es necesario entrenar a los niños a reconocer y beneficiarse de la experiencia, pues una vez aprendida, facilitará grandemente esta tercera actividad en el plano astral después de la muerte.


2.      Habiendo completado "la experiencia del aisla­miento" el hombre buscará, y automáticamente hallará, a quienes la influencia de la tercera si­miente los señala como que forman constante­mente parte de la experiencia grupal, de la cual consciente o inconscientemente es un elemento. Una vez establecida nuevamente la relación (si los buscados no han eliminado todavía el cuerpo físi­co), el hombre actúa, como lo haría en la tierra, en compañía de sus íntimos y de acuerdo a su tem­peramento y grado de evolución. También buscará a quienes están más estrechamente ligados a él, a aquellos que ama u odia, si se hallan aún en encar­nación física, y -así como lo hizo en la tierra- permanecerá cerca de ellos, consciente de sus ac­tividades, aunque (a no ser que estén muy evolucionados) ellos no se den cuenta de la de él. No puedo darles ningún detalle del recíproco toma y daca ni de los modos y métodos de contacto. Cada persona es diferente, cada temperamento es ma­yormente excepcional. Sólo trato de poner en claro ciertas líneas básicas de conducta, seguidas por el hombre antes del acto o actos, de eliminación.


Estas cuatro actividades abarcan diversos períodos, desde el ángulo de "aquellos que viven en lo inferior", aunque el hombre que vive en el plano astral desconoce el tiempo. Gradualmente el engaño y el espejismo (en orden inferior o superior) se desvanecen, y el hombre entra en la etapa en que sabe -porque la mente es aho­ra más incisiva y dominante- que está preparado para la segunda muerte y la eliminación total del cuerpo ká­mico o el vehículo kama-manásico. (17-360/3).


(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)


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sábado, 13 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XVI

PARTE VI

Las personas no relacionan la muerte con el sueño. Después de todo, la muerte es sólo un intervalo más extenso en la vida de acción en el plano físico; nos vamos "al exterior" por un período más largo. (4-359)

(1) Para los no evolucionados, la muerte es un sueño y un olvido, porque la mente no está bastante despierta para reaccionar y el archivo de la memoria está prácticamente vacío. (4-219)

(2) Para el ciudadano común y bueno, la muerte es la continuidad en su conciencia del proceso de la vida, y lleva a cabo los intereses y tendencias de esa vida. Su conciencia y sentido de percepción son los mismos e invariables. (4-219).
(3) Deben tener siempre en cuenta que la conciencia sigue siendo la misma en encarnación física o fuera de ella, donde el desarrollo puede llevarse a cabo con mayor facilidad que cuando está limitado y condicionado por la conciencia cerebral.  (5.88/9)


(4) Respecto a la masa humana común, que enfoca todas sus actividades y pensamiento en el plano físico, el período después de la muerte es de semiinconsciencía, de desconocimiento del lugar y de desorientación emocional y mental. En lo que a los discípulos concierne, se mantiene el contacto con las personas (generalmente con las que han estado asociados) durante las horas de sueño; continúan recibiendo impresiones del medio ambiente y de los asociados y reconocen la relación, y así (como en la tierra) asumen la responsabilidad. (6-420)

(5) Por lo tanto, tomemos al hombre común. ¿Cuá­les son sus primeras actividades y reacciones después de la restitución del cuerpo físico al depósito universal de sustancia? Permítanme enumerar algunas de dichas reacciones:


1.      Llega a ser conscientemente consciente de sí mis­mo. Esto involucra una claridad de percepción des­conocida para el hombre común, mientras está en encarnación física.

2.      El tiempo (que constituye la sucesión de aconte­cimientos registrados por el cerebro físico) ya no existe tal como entendemos el término, y -a medida que el hombre dirige su atención a su más claramente definido yo emocional- surge invaria­blemente un momento de contacto directo con el alma. Esto se debe a que, aún en el caso del hom­bre más ignorante y subdesarrollado, el momento de la completa restitución no pasa inadvertido pa­ra el alma. Tiene un definido efecto egoico, algo parecido a un largo y fuerte tirón dado a la cuerda de una campana, si puedo emplear tan simple sí­mil. Durante un breve segundo el alma responde, y la naturaleza de su respuesta es tal, que el hom­bre, situado en su cuerpo astral o más bien en su vehículo kama-manásico, ve ante sí, como en un mapa, las experiencias que ha tenido en la reciente encarnación. Registra y siente que el tiempo no existe.

tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul




(Alice A. Bailey)


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jueves, 11 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XV

(5) Volviendo a su instrucción, sí quiere acrecentar la capacidad de las tres actividades -contacto, impresión, relación- puede practicar un ejercicio simple antes de retirarse a dormir.


Después de lograr en lo posible una posición cómoda, trate de adoptar la actitud interna de que suavemente se va desprendiendo del cuerpo físico, manteniendo el concepto en el plano mental, comprendiendo, sin embargo, que es una simple actividad cerebral. De ninguna manera debe involucrar el corazón. La finalidad es man­tenerse consciente cuando aparta la conciencia del cere­bro y la lleva a los niveles sutiles de la percepción. Usted no abandona permanentemente el cuerpo físico, por lo tanto, no está involucrado el hilo de vida arraigado en el corazón. Durante unas horas y mientras está revestido con los vehículos astral y mental, el objetivo es mante­nerse en otra parte conscientemente consciente. En forma terminante se convierte en un punto de conciencia enfocado e interesado, empeñado en salir del cascarón del cuerpo físico. Se aferra a ese punto, se niega a mirar atrás al vehículo físico, las preocupaciones, los intereses y las circunstancias de la vida diaria, esperando firme­mente el momento en que su negativa actitud hacia el plano físico y su actitud positiva hacia los planos inter­nos le traigan un instante de liberación, quizás un deste­llo de luz, la percepción de una puerta de escape o el reconocimiento de lo que lo circunda, más la eliminación de toda sorpresa o la expectativa que se produzca un fenómeno.



Cuando practica este ejercicio de abstracción realiza simplemente un proceso diario muy común. Si consigue hacerlo con facilidad, cuando llegue la hora de la muerte podrá automáticamente y fácilmente -debido a que su cuerpo físico no ofrece resistencia alguna, sino que per­manece pasivo y negativo- hacer la Gran Transición sin preocuparse por lo desconocido ni temerlo. Quisiera que este ejercicio lo practique todo el grupo. Sólo involucra mantener constantemente una actitud y una fija deter­minación de aferrarse al punto de conciencia de su permanente yo, más una viva expectativa. Elijo estas palabras con cuidado y les pido que las estudien con el mismo cuidado. (6-421/2)



(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte

Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

lunes, 8 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XIV

1.      Aprender, antes de dormirse, a retirar la concien­cia a la cabeza. Esto debe practicarse definidamente como un ejercicio al entrar en el sueño. No deberían permitir deslizarse en el sueño, sino man­tener la conciencia intacta hasta pasar consciente­mente al plano astral. Debería intentarse el relajamiento, la cuidadosa atención y una constante atrac­ción hacia el centro de la cabeza, porque mientras el aspirante no haya aprendido a ser consciente de todos los procesos del sueño y a mantenerse al mismo tiempo positivo, resulta peligroso este trabajo. Los primeros pasos deben darse con inte­ligencia y seguirse durante muchos años, hasta hacer con facilidad el trabajo de abstracción.



2.      Anotar y vigilar todos los fenómenos relacionados con el proceso de retiro, ya sea durante el trabajo de meditación o al dormir. Se hallará, por ejemplo, que muchas personas despiertan sobresaltadas inmediatamente después de dormirse. Esto se debe a que la conciencia no se desliza por la trama que está bien abierta, sino por un orificio parcialmen­te cerrado. Otros podrán oír un chasquido violen­to en la región de la cabeza. Es causado por los aires vitales en la cabeza, que generalmente no percibimos, producidos por una interna sensibili­dad auditiva que causa percepción de sonidos siem­pre presentes, pero normalmente no registrados. Otros verán una luz cuando están por dormirse, nubes de colores o banderas y gallardetes de color violeta; éstos son todos fenómenos etéricos, sin real importancia, y se relacionan con el cuerpo vital, las emanaciones pránicas y la trama de luz.




Efectuar esta práctica y seguir estas cuatro reglas durante años, facilitará grandemente la técnica del le­cho mortuorio, porque el hombre que ha aprendido a manejar su cuerpo cuando está por dormirse, tiene una ventaja sobre quien nunca ha prestado atención al pro­ceso.




En relación con la técnica de morir sólo me es posi­ble ahora hacer una o dos sugerencias. No me ocupo aquí de la actitud de los atentos vigías, sino de esos puntos que harán más fácil el paso del alma transeúnte.




Primero, se debe guardar silencio en la habitación. Esto con frecuencia se hace. Se ha de recordar que la persona moribunda está por lo general inconsciente. Esta inconsciencia es aparente, no real. De novecientos casos sobre mil hay percepción cerebral, con plena con­ciencia de lo que ocurre, pero existe parálisis completa de la voluntad para expresarse y total incapacidad para generar la energía indicadora de vida. Cuando el silencio y la comprensión reinan en la habitación del moribun­do, el alma que parte, puede retener con claridad la po­sesión de su instrumento hasta el último minuto y hacer la debida preparación.




En el futuro, cuando se sepa más sobre los colores, sólo se permitirá la luz anaranjada en la habitación de un moribundo, siendo instalada con una ceremonia apro­piada cuando no haya posibilidad de restablecimiento. El color anaranjado ayuda al enfoque en la cabeza, así como el rojo estimula el plexo solar y el verde tiene un efecto definido sobre el corazón y las corrientes de la vida.




Ciertos tipos de música se utilizarán cuando se conoz­ca algo más en conexión con el sonido, pero aún no existe ninguna música que facilite el trabajo del alma al abstraerse del cuerpo, aunque se descubrirá que cier­tas notas del órgano son efectivas. En el momento exac­to de la muerte, si se emite la misma nota de la per­sona, se coordinarán las dos corrientes de energía y eventualmente se cortará el hilo de vida, pero este cono­cimiento es demasiado peligroso para transmitirlo y sólo podrá darse más adelante. Quisiera indicar el porvenir de los futuros estudios esotéricos y las líneas que de­berán seguir.



Se encontrará que la presión sobre ciertos centros nerviosos y arterias, facilitará el trabajo. (Esta ciencia de la muerte es mantenida en custodia en el Tíbet, como lo saben muchos estudiantes.) Presión sobre la vena yugular y sobre ciertos grandes nervios en la región de la cabeza y en un punto especial de la médula oblongada, será muy útil y efectiva. Más tarde se elaborará ine­vitablemente una ciencia definida de morir, pero sólo cuando la existencia del alma sea reconocida y su rela­ción con el cuerpo haya sido científicamente demos­trada.


También se emplearán frases mántricas y serán defi­nidamente construidas en la conciencia de la persona moribunda por quienes la circundan, o serán empleadas deliberada y mentalmente por él mismo. Cristo de­mostró su empleo cuando exclamó: "Padre, en Tus ma­nos encomiendo Mi espíritu". Y tenemos otro ejemplo en la palabras: "Señor, ahora dejarás a Tu ciervo irse en paz". El constante uso de la Palabra Sagrada ento­nada en voz baja o en una nota especial (a la cual res­ponda la persona moribunda), podrá más adelante cons­tituir una parte del ritual de transición acompañado con unción de aceite, según se practica en la Iglesia Católica. La extremaunción tiene una base oculta científica. La ci­ma de la cabeza del moribundo debería también simbó­licamente estar hacia el este y las manos y los pies cru­zados. Debería quemarse en la habitación sólo madera de sándalo y no permitirse ninguna otra clase de incien­so, porque la madera de sándalo es el incienso de primer rayo o destructor, y el alma está en proceso de destruir su morada.


Esto es todo lo que puedo comunicar por ahora sobre el tema de la muerte, para la consideración del público en general. Pero les suplico activar en lo posible el estu­dio de la muerte y su técnica y llevar adelante la inves­tigación oculta sobre este tema. (4-365/8)




(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)


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viernes, 5 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XIII

(3) El reinado del temor a la muerte casi ha termi­nado, y entraremos pronto en un período de conoci­miento y seguridad, que socavará la base de todos nues­tros temores respecto al temor a la muerte, poco pue­de hacerse, excepto elevar el tema a un nivel más cien­tífico y, en este sentido, enseñar a las personas a morir. Existe una técnica de morir, así como existe una de vivir, pero se ha perdido en gran parte en Occidente y casi en Oriente, excepto en algunas agrupaciones en Oriente formadas por Conocedores. (4-220)

(4) El segundo punto que debe captarse es que puede darse una técnica de morir y también un entrenamiento durante la vida, que conducirá a emplear esa técnica.


Respecto al entrenamiento a que pueda someterse el hombre, daré algunas sugerencias que impartirán un nue­vo significado a la mayor parte del trabajo que realizan los aspirantes. Los Hermanos Mayores de la raza, que han guiado a la humanidad durante siglos, están prepa­rando personas para dar el próximo paso, lo cual traerá una continuidad de conciencia que terminará con el te­mor a la muerte y vinculará los planos físico y astral en tan íntima relación, que en realidad constituirán un solo plano. Así como tiene que producirse una unifica­ción entre los diversos aspectos del hombre, también debe efectuarse una unificación en conexión con los dife­rentes aspectos de la vida planetaria. Los planos deben ser unificados del mismo modo que el alma y el cuerpo. Esto ya se ha realizado en gran parte entre el plano etérico y el plano físico denso. Ahora se efectúa rápidamen­te entra el físico y el astral.

En el trabajo que están realizando los investigadores en todos los campos del pensamiento y de la vida huma­na, continúa esta unificación, y en el entrenamiento su­gerido a los aspirantes sinceros hay otros objetivos, ade­más de producir la unificación entre el alma y el cuerpo. Sin embargo, no se acentúa ninguno de ellos debido a la propensión del hombre a recalcar los objetivos erróneos. Quizá podría preguntarse si es posible dar una serie de reglas sencillas para ser seguidas por todos aquellos que procuran establecer tal ritmo, y así la vida será metódica y constructiva, y llegado el momento de retirarse de la envoltura externa no habrá problema ni dificultad. Daré por lo tanto cuatro reglas sencillas que enlazará lo que muchos estudiantes actualmente hacen:

1.      Aprender a mantenerse enfocados en la cabeza me­diante la visualización, la meditación y la práctica constante de la concentración; desarrollar la capa­cidad de vivir acrecentadamente como el rey sen­tado en el trono entre las cejas. Esta es una regla que puede ser aplicada a los asuntos de la vida.


2.      Aprender a rendir cordial servicio y no insistir emo­cionalmente en la actividad dirigida a manejar los asuntos ajenos. Esto significa, antes que cualquier actividad, responder a dos preguntas: ¿Estoy rin­diendo este servicio a un individuo como indivi­duo, o como miembro de un grupo a otro? ¿Es mi móvil un impulso egoico o estoy impulsado por la emoción, la ambición de sobresalir y el deseo de ser amado o admirado? Estas dos actividades tendrán como resultado el enfoque de las energías de la vida arriba del diafragma, y así se anulará el atractivo poder del plexo solar. En consecuencia este centro será cada vez menos activo y no exis­tirá el peligro de rasgar la trama en ese lugar.



(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)


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jueves, 4 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XXII

PARTE IX



La muerte llega al individuo, en el sentido común del término, cuando desaparece del cuerpo físico la voluntad de vivir y es reemplazada por la voluntad de abstracción. A esto lo denominamos muerte. (18-144)

(1) Cuando la causa -el deseo- ha producido su efecto -la personalidad o aspecto forma del hombre- mientras exista la voluntad de vivir, persistirá la forma. Se mantiene en manifestación por la vitalidad mental. Esto ha sido demostrado repetidas veces en los anales de la medicina, porque se ha comprobado que mientras persiste la determinación de vivir así será la probable duración de la vida en el plano físico; pero desde el instante en que falta esa voluntad o cuando el morador del cuerpo ya no centra su interés en la manifestación de la personalidad, se produce la muerte y la desintegración de esa imagen mental, el cuerpo. (17-333)

(2) El intenso deseo por la existencia sensoria o apego, es inherente a cada forma, se perpetúa a sí mismo y lo padece hasta el más inteligente.

Cuando la vida o espíritu se retira, esotéricamente la forma muere. Cuando el pensamiento del Ego ([1]) o Yo superior, se ocupa de su propio plano, ninguna energía va hacia la materia de los tres mundos, de manera que no es posible construir formas ni apegarse a ellas, lo cual está de acuerdo con la verdad oculta de que "la energía sigue al pensamiento", y también con la enseñanza de que el cuerpo del principio crístico (el vehículo búdico) sólo comienza a coordinarse a medida que desaparecen los impulsos inferiores... El apego a la forma, o la atracción que ejerce la forma sobre el espíritu, es el gran impulso involutivo. El rechazo de la forma y su consiguiente desintegración es el gran impulso evo­lutivo. (17-333)



(3) La muerte sobreviene como resultado de dos cosas:



1.      La lucha entre las fuerzas, no entre la energía y las fuerzas. La zona de conflicto existe en el cuerpo etérico y en el físico, y ninguna energía penetra del exterior, porque el hombre se halla gravemente enfermo.



2.      La pérdida de la voluntad de vivir. El paciente ha cedido; la lucha interna es muy grande para él; no puede traer energía del exterior para combatir las fuerzas antagónicas, y ha llegado a la etapa en que no desea hacerlo. (17-436)



(4) Será evidente que este Principio de Conflicto está estrechamente relacionado con la muerte. Por muerte quiero significar la extracción de las condiciones de la forma -física, emocional o mental-, o la cesación del contacto (temporaria o permanentemente) con la forma física, con el espejismo astral y la ilusión mental; o el re­chazo de maya, nombre dado a ese efecto omnincluyen­te que abruma al hombre sumergido en el materialismo de cualquier tipo y, por lo tanto, dominado (desde el ángulo del alma) por la vida en los tres mundos. Es el Principio del Conflicto, latente en cada átomo de sus­tancia, que produce ante todo conflicto, luego renuncia­ción y finalmente emancipación; trae cualquier tipo de guerra, luego rechazo y finalmente liberación. Este prin­cipio, como podrá verse, está estrechamente relacionado con la Ley de Karma; a este principio se refiere Annie Besant cuando habla en uno de sus libros de que la sustancia de la cual están hechas todas las formas, se halla -desde el alborear del proceso creador- conta­minada de karma. Un profundo significado, oculto en la idea a menudo expresada, de que la muerte es el gran Liberador, subyace en el Principio de Conflicto, que ha conseguido establecer condiciones por las cuales el as­pecto espíritu se libera (temporaria o permanentemen­te) del aprisionamiento que significa vivir en determi­nado tipo de forma, ya sea individual o grupal. (18-498)



(5) Es interesante observar que esta incapacidad para expresar lo verdadero o para "ser la Verdad", es la cau­sa real de la muerte, entre los hombres que no han lle­gado a la etapa del discipulado o todavía no han recibi­do la primera iniciación. El alma se cansa de responder a la fricción de su instrumento y determina concluir la experiencia en esa particular encarnación. La muerte, por lo tanto, sobreviene como resultado de la fricción iniciada. (17-416)



(6) Debe observarse también que la muerte se produ­ce bajo la dirección del ego, no importa que el ser hu­mano no tenga conciencia de esa dirección. En la mayo­ría, este proceso ocurre automáticamente, pues en el momento en que el alma retira su atención, la reacción inevitable en el plano físico es la muerte, ya sea por la abstracción de los hilos duales, de vida y de energía ra­zonadora, o por la abstracción del hilo de energía cali­ficado como mentalidad, dejando a la corriente de la vida funcionar a través del corazón, pero sin conoci­miento inteligente. El alma está en otro lugar, ocupada en su plano y en sus propios asuntos. (4-361)



(7) El destino del hombre es morir, pues todo hom­bre debe morir al requerimiento de su propia alma. Cuando el hombre ha alcanzado una etapa superior en la evolución, deliberada y definidamente elegirá el mo­mento en que conscientemente se retirará de su cuerpo físico, el cual permanecerá silente y sin alma, desprovis­to de luz, sin embargo, ileso e íntegro; entonces se desintegrará de acuerdo con el proceso natural, y los áto­mos que lo constituyen volverán "a la reserva de los entes que esperan", hasta ser nuevamente requeridos para que los empleen las almas encarnantes.



Entonces se repite el proceso en el aspecto subjetivo de la vida, pero muchas almas ya han aprendido a reti­rarse del cuerpo astral sin someterse a ese "impacto en la niebla", una forma simbólica de describir la muerte de un hombre en el plano astral. Luego pasa al nivel mental y deja su carcasa astral para aumentar la niebla y acrecentar su densidad. (17.31/2)

 (tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte

Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul


(Alice A. Bailey)

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martes, 2 de febrero de 2010

Una Gran Aventura: La Muerte XII

PARTE V
Existe una técnica de morir, así como existe una de vivir ... (4-220)
(1) Actualmente existe una gran diferencia entre el método científico de traer una persona a la encarnación y la forma completamente ciega y frecuentemente atemorizada e ignorante con que la despedimos al salir de la encarnación. Trato hoy de mostrar a Occidente un método nuevo y más científico para dirigir el proceso de la muerte y permítanme dejar bien aclarado que lo que tengo que decir, de ninguna manera abroga a la ciencia médica moderna, con sus paliativos y pericia. Todo lo que alego es un acercamiento sensato a la muerte; sólo trato de sugerir que cuando el debido sufrimiento ha terminado y sobreviene el debilitamiento, se permita a la persona moribunda prepararse, aunque esté aparentemente inconsciente, para la gran transición. No olviden que se requiere una fuerte y constante opresión sobre el sistema nervioso para producir dolor. ¿Les resulta imposible concebir el momento en que el acto de morir sea el triunfo final de la vida? ¿No pueden imaginarse que el tiempo transcurrido en el lecho de muerte será el preludio de un retiro consciente? ¿Pueden imaginarse el momento en que el hombre llegue a desprenderse del obstáculo de la envoltura física y sea para él y quienes lo rodean, la tan esperada y feliz consumación? ¿No pueden visualizar el momento en que en vez de -lágrimas y temores, por no querer reconocer lo inevitable, la persona moribunda y sus amigos se pongan de acuerdo respecto a la hora, y sólo la felicidad caracterice el tránsito? ¿Que las mentes de los que que­dan estén libres de ideas funestas, y los lechos de muer­te sean considerados como ocasiones más felices que los nacimientos y casamientos? Les digo que dentro de poco tiempo esto será ciertamente así para los inteli­gentes de la raza, y poco a poco para todos.



                Quizá digan que éstas son sólo hipótesis respecto a la inmortalidad y no evidencias seguras. En la acumula­ción de testimonios, en las afirmaciones internas del corazón humano y en el hecho de la creencia en la per­duración eterna, como una idea en la mente de los hom­bres, reside la segura indicación. Pero la indicación dará lugar a la convicción y al conocimiento antes de pasar otros cien años, porque tendrá lugar otro acontecimien­to y será dada a la raza una revelación que tornará la esperanza en realidad y la creencia en conocimiento. Mientras tanto se debe cultivar una nueva actitud y es­tablecer una nueva ciencia respecto a la muerte. Que la muerte deje de ser lo único que no podemos contro­lar y que nos vence inevitablemente, y comencemos a controlar nuestro tránsito al más allá y a comprender algo de la técnica de esa transición. (4-362/3)

(2) En consecuencia, en esta segunda parte, conside­raremos el problema de la muerte o el arte de morir. Esto es algo que todas las personas gravemente enfermas deben inevitablemente encarar, y los que poseen buena salud deben prepararse para ello mediante el recto pensar y la sensata anticipación. La actitud mor­bosa que adopta la mayoría de la gente hacia el tema de la muerte y su negativa a considerarla cuando gozan de buena salud es algo que debe ser alterado y cambia­do deliberadamente. Cristo demostró a Sus discípulos la correcta actitud cuando se refirió a Su venida e inme­diata muerte en manos de Sus enemigos, y a Su repren­sión cuando los vio acongojados, recordándoles que El iría al Padre. Siendo un iniciado de alto grado, quiso significar, esotéricamente hablando, que haría "la res­titución a la Mónada"; la gente común y los que no han alcanzado el tercer grado de iniciados hacen "la resti­tución al alma". (17-290)



(tomado de: Una Gran Aventura: La Muerte


Por el Maestro Tibetano
Djwhal Khul



(Alice A. Bailey)


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