HO'OPONOPONO
por Joe Vitale
Hace dos años, escuche hablar de un terapeuta en Hawaii quien curó un
pabellón completo de pacientes criminales insanos sin siquiera ver a
ninguno de ellos.
El psicólogo estudiaba la ficha del recluso y luego
miraba dentro de si mismo para ver cómo él había creado la enfermedad de
esa persona. En la medida en que el mejoraba, el paciente se mejoraba.
La
primera vez que escuche hablar de esta historia, pensé que era una
leyenda urbana. ¿Como podía cualquiera curar a otro con solo curarse a
si mismo? ¿Como podía aunque fuera el maestro de mayor poder de auto
curación curar a alguien criminalmente insano? No tenia ningún sentido,
no era lógico, de modo que descarte esta historia.
Sin embargo, la
escuche nuevamente un año después.
Escuché que el terapeuta había usado
un proceso de sanación Hawaiano llamado “oponopono”. Nunca había oído
hablar de ello, sin embargo no podía sacarlo de mi mente. Si la historia
era totalmente cierta, yo tenía que saber más. Siempre había entendido
que “total responsabilidad” significaba que yo soy responsable de lo que
pienso y hago. Lo que esté mas allá, está fuera de mis manos. Pienso
que la mayor parte de la gente piensa igual sobre la responsabilidad.
Somos responsables de lo que hacemos, no de lo que los otros hacen –
pero eso está equivocado.
El terapeuta Hawaiano que sanó a esas
personas mentalmente enfermas me enseñaría una nueva perspectiva
avanzada sobre lo que es la total responsabilidad. Su nombre es Dr.
Ihaleakala Hew Len. Probablemente hayamos pasado una hora hablando en
nuestra primera conversación telefónica. Le pedí que me contara la
historia total de su trabajo como terapeuta.
Él explicó que había
trabajado en el Hospital Estatal de Hawai durante cuatro años. El
pabellón donde encerraban a los locos criminales era peligroso.
Por
regla general los psicólogos renunciaban al mes de trabajar allí. La
mayor parte de los miembros del personal allí caían enfermos o
simplemente renunciaban. La gente que atravesaba ese pabellón
simplemente caminaba con sus espaldas contra la pared, temerosos de ser
atacados por sus pacientes. No era un lugar placentero para vivir, ni
para trabajar ni para visitar.
El Dr. Len me dijo que el nunca vio
a los pacientes. Firmo un acuerdo de tener una oficina y revisar sus
legajos. Mientras miraba esos legajos, el trabajaría sobre si mismo.
Mientras el trabajaba sobre si mismo, los pacientes comenzaban a
curarse.
“Luego de unos pocos meses, a los pacientes que debían
estar encadenados se les permitía caminar libremente” me dijo. “Otros
que tenían que estar fuertemente medicados, comenzaban a mermar su
medicación. Y aquellos que no tenían jamás, ninguna posibilidad de ser
liberados, fueron dados de alta”.
Yo estaba asombrado. “No solamente
eso” continuó, “sino que el personal comenzó a gozar yendo a trabajar.”
“El
ausentismo y los cambios de personal desaparecieron. Terminamos con más
personal del que necesitábamos porque los pacientes eran liberados y
todo el personal venia a trabajar.
Hoy ese pabellón esta cerrado.”
Aquí
es donde yo tuve que hacer la pregunta del millón de dólares: “¿Qué
estuvo haciendo usted con usted mismo que ocasionó que esas personas
cambiaran?”
“Yo simplemente estaba sanando la parte de mi que los
había creado a ellos”, dijo él. Yo no entendí. El Dr. Len explico que
entendía que la total responsabilidad de tu vida implica a todo lo que
está en tu vida, simplemente porque está en tu vida, y por ello es tu
responsabilidad. En un sentido literal, todo el mundo es tu creación.
¡Uau!
Esto es duro de tragar. Ser responsable por lo que yo hago o digo es
una cosa. Ser responsable por lo que cualquiera que esté en mi vida hace
o dice es otra muy distinta. Sin embargo la verdad es esta: si asumes
completa responsabilidad por tu vida, entonces todo lo que ves,
escuchas, saboreas, tocas o experimentas de cualquier forma es tu
responsabilidad porque ésta en tu vida.
Esto significa que la actividad
terrorista, el presidente, la economía o cualquier cosa que experimentas
y no te gusta, esta allí para que tu la sanes. Ello no existe, por
decirlo así, excepto como proyecciones que salen de tu interior. El
problema no está con ellos, está en ti, y para cambiarlo, debes cambiar
tú.
Se que esto es difícil de captar, mucho menos de aceptar o de
vivirlo realmente. Achacar a otro la culpa es mucho más fácil que asumir
la total responsabilidad, pero mientras hablaba con el Dr. Len, comencé
a comprender esa sanación de él y que el ho’oponopono significa amarte a
ti mismo.
Si deseas mejorar tu vida, debes sanar tu vida. Si
deseas curar a cualquiera, aún a un criminal mentalmente enfermo, lo
haces curándote tu mismo.
Le pregunte al Dr. Len como se curaba a
si mismo. Qué era lo que él hacía exactamente cuando miraba los legajos
de esos pacientes.
“Yo simplemente permanecía diciendo ‘Lo siento’ y ‘Te amo’, una y otra vez” explicó él.
“¿Sólo eso?”
“Sólo eso.”
“Resulta que amarte a ti mismo es la mejor forma de mejorarte a ti mismo, y mientras tú te mejoras a ti mismo, mejoras tu mundo”
Permíteme
darte un rápido ejemplo de como funciona esto: un día, alguien me envía
un e-mail que me desequilibra”. En el pasado lo hubiera manejado
trabajando sobre mis aspectos emocionales tórridos o tratando de razonar
con la persona que envió ese mensaje detestable. Esta vez yo decidí
probar el método el Dr. Len. Me puse a pronunciar silenciosamente “lo
siento” y “te amo”. No lo decía a nadie en particular. Simplemente
estaba invocando el espíritu del amor para sanar, dentro de mi lo que
estaba creando la circunstancia externa.
En el término de una hora
recibí un email de la misma persona. Se disculpaba por su mensaje
previo. Ten en cuenta que yo no realicé ninguna acción externa para
lograr esa disculpa. Yo ni siquiera contesté su mensaje. Sin embargo,
sólo diciendo “te amo”, de algún modo sané dentro de mí lo que estaba
creando en él.
Mas tarde asistí a un taller de ho’oponopono
dirigido por el Dr. Len. Él tiene ahora 70 años de edad, es considerado
un chaman abuelo y es algo solitario.
El alabó mi libro “El Factor
Atractivo”. Me dijo que mientras yo me mejoro a mi mismo, la vibración
de mi libro aumentará y todos lo sentirán cuando lo lean. En resumen, a
medida que yo me mejoro, mis lectores mejorarán.
“¿Y qué pasara con los libros que ya he vendido y han salido de mi?” pregunté.
“Ellos
no han salido” explicó él, una vez más soplando mi mente con su
sabiduría mística. “Ellos aún están dentro de ti”. En resumen, no hay
afuera. Me llevaría un libro entero explicar esta técnica avanzada con
la profundidad que ella merece.
“Basta decir que cuando quiera que
desees mejorar cualquier cosa en tu vida, hay solo un lugar adonde
buscar: dentro de ti. Cuando mires, hazlo con amor”.
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